Cada lunes parece un nuevo comienzo. Sí, el hecho de que sea lunes no es atractivo en lo más mínimo, de hecho creo que ya el domingo a la noche comienza a agarrarnos a todos una angustia colectiva sabiendo que al día siguiente empieza la semana. Y sin embargo, todos los lunes escuchamos: “Hoy empiezo…” lo dejo a gusto: Una dieta, el gimnasio, un curso, un libro, o hasta una propuesta espiritual.
Lo que sea. Se trata simplemente de empezar.
De sentirnos vivos, de sentir que nuestra vida está constantemente empezando. Como diría Heráclito, se trata de darnos cuenta de que “nunca nos bañamos dos veces en un mismo río”. Ese el significado de esa frase que todos los lunes resuena en cualquier reunión de adultos: en la oficina, entre colegas, en las casas, entre amigos. Todos los lunes uno tiene esas fuerzas para “empezar”. ¿Y quién sabe si realmente lo decimos con el deseo de ponerlo en práctica?
Hay personas que parecieran tener un ritual armado a raíz de esa frase, como si sus vidas fueran un ciclo: Los lunes empiezan sabiendo que ese mismo domingo van a estar renegándose por haber dejado aquello que se propusieron; pero no importa, porque mañana es lunes “y empiezo…”.
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