lunes, 13 de junio de 2011

¿O blanco o negro?


Nunca lo hubiera imaginado. Y sé que quizás no es la mejor manera de comenzar un escrito: la palabra “nunca”. No es siquiera la mejor manera de comenzar a hablar, la palabra “nunca”. Pero… es la verdad; nunca lo hubiera imaginado.
Nunca me hubiera imaginado que en la vida, haya tantos grises. Que el hombre no es capaz de todo, que la vida se nos escapa, superándonos ampliamente. ¿Por qué si no, podemos explicar la existencia del arte? ¿Cómo entender la necesidad de expresiones abstractas? ¿De qué otra manera sino hablar de esas canciones únicas para uno, que escuchan millones? La vida del hombre no puede dibujarse más en forma de línea, tampoco sé si se tratara de un círculo, pero de lo que estoy segura es de que habrá más de una curva.
Y ya no se si se trata siquiera de avanzar o retroceder, porque para poder hablar en estos términos, tiene que existir aquello hacia lo que avanzamos o de lo que retrocedemos. Es verdad conocida que todos creemos en la felicidad. En la felicidad no como un ideal, sino como algo real, la felicidad que sucede. ¿Cuántas maneras distintas de entender la felicidad existen? Creo haber llegado a una respuesta: tantas cuántos hombres existimos. Desde ya, eso no quiere decir que sea así. Es muy importante saber distinguir entre las cosas como las vemos nosotros, y las cosas como son de verdad. Uh, que tema. ¿Es necesario hacer esta distinción? ¿En que cambia distinguir esto si yo no sé si soy capaz de conocer las cosas como son? ¿Qué cambia saber que puede existir la objetividad, pero nosotros no somos capaces de ella? ¿Es importante para nuestras vidas? Realmente eso si me atrevo a decir que no lo sé.
Sigo pensando. Sigo buscando la manera de poder entender que cuando comenzamos a abrirnos a diversas posturas, nos resulta muy difícil tener una posición firme. Hasta se abre una ventana por la que parezco escuchar: ¿Porqué una posición firme resulta tan necesaria? Rápidamente me atrevo a contestarle, soy una persona fervorosa, una persona que quiere opinar, que quiere discutir, que quiere tener una posición frente a los diversos temas. Pero aquí radica otra cuestión: ¿y frente a todos los temas debemos tener una posición? Creo que no, pero hay ciertos temas en los que sí. Nuevamente, la respuesta nos muestra que no sólo la realidad es un gris, sino que nosotros mismos somos grises.
No puedo pensar en otra pregunta que: ¿En qué temas necesitamos de posturas fuertes? ¿En qué puntos no tranzamos? Y ahora ya no solo se me abre una ventana para responderme sino que a gritos aparece un personaje griego, conocido como Platón, que decía: “no da lo mismo la justicia que la injusticia". Escuchémoslo. Y hagámoslo nuestro. Apliquémoslo. Hay temas en los que no podemos quedarnos grises, vacilando errantes. Hay temas en los que nuestra opinión cambia, temas en los que lo pensamos dice más de lo que creemos. Hay temas que nos piden que tomemos una posición.
No da lo mismo la justicia que la injusticia. Sin embargo, no quiero tratar en profundidad ese tema hoy.
 Lo que simplemente quería mostrar es que más allá de nuestra necesidad de siempre necesitar saber que estamos parados sobre una verdad: entendiéndolas de una sola manera, de manera clara, de manera real; existen distintas formas de ver la realidad. Existe el gris. Hay ámbitos completos de nuestra vida en los que somos un gris… y no existe manera de acercarnos, más que por medio del gris. No por eso, deja de ser necesario acercarnos; es más, creo que son los grises los que más color le dan a nuestras vidas. No es lo exacto y delimitado lo que nos hace ser quienes somos, sino nuestra manera de pensar y de ser las que verdaderamente muestra nuestra persona. Y estas facultades, demás esta aclarar, que aparecen en los grises. Es mas, creo que la vida misma se mueve en los grises.
Nunca lo hubiera imaginado.

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