viernes, 29 de julio de 2011

Gracias Nonnos









Hoy fui a visitar a mis nonos. Los introduzco un poco: son dos de mis personas preferidas en este mundo; y como tenia un tiempito fui a tomar el té con ellos. Tengo que admitir que cuando llegué, me di cuenta que debería "tener un tiempito" un poco más seguido para ir a visitarlos, realmente son únicos.
Y es verdad, quizás todos piensen lo mismo de sus abuelos, pero será porque es de esa manera, cada uno de ellos es único. 
En fin, hoy me tocó revivir cómo fue que vinieron de Italia acá a Argentina hace ya 60 años: trabajar en las minas de Bélgica para juntar plata, conseguir viajar a la Argentina(¿dónde será eso?); el barco -2 meses de viaje-; nos encontramos a mi hermano; fuimos a Córdoba a trabajar al campo; Buenos Aires viviendo en lo del capataz; extrañábamos; y estamos viviendo hace 60 años en Argentina ya .
Hoy me tocó, y cada vez que voy, me vuelve a tocar. Cada vez es la misma música italiana de una radio perdida que les da la alegría de pensar que están en "casa"; los mismos manteles y repasadores llenos de palabras italianas y pintados de verde, blanco y rojo; la misma manera de hablar peculiar de ellos, que creo que sólo nosotros logramos entender ese pseudocastellano mezclado con italiano. Las mismas charlas. Las mismas risas. Las mismas discusiones:
"-Pero no tano, vos porque la pasaste bien en el barco cuando veníamos... yo me lloré los dos meses... y anoche me desperté y sigo llorando... Pero Pauli, ahora nos volvemos a Italia a visitar a todos el año que viene!!
-Vos sola te volves tana!! A mi dejame acá que estoy muy bien.."

Y esta nueva visita, me hizo pensar un poco. 
Me hizo pensar que a fin de cuentas es la historia la que nos marca, y la que nos pesa. Es la historia la que nos hace avanzar, pero muchas veces simplemente para darnos cuenta de que nunca avanzamos. Siempre volvemos a quiénes eramos. Mis nonos son más italianos que argentinos, aunque vivieron más acá que allá. Y lo que más me gusta de ellos, es que pese a todo lo que tuvieron que vivir, nunca perdieron su alegría, sus ganas, su luz.
 Hoy cuando llegué, mi nona me mostró una nueva "construcción" que hizo. Si, como una nena que se divierte en su tiempo libre, aprovechó para decorar su jardín y rodeó los árboles con una canaletita hecha de cemento a la que adornó con "los caracoles que juntamos con Euge ese verano":
"- Si vuelven a irse este verano, le digo que me traiga más y sigo decorando, que te parece?"
Sí, esos son mis nonos. Son dos personas que vivieron mucho, y que sufrieron mucho. Son dos personas que amaron mucho, y que crecieron otro poco más. Son dos personas que día a día siguen enseñándonos. Son las dos personas con las que crecí y de las que más aprendí, junto con mis padres y mis hermanos. De ellos aprendí el valor de una rica comida, y también, el valor de una simple comida. De ellos aprendí el valor de que te quieran, y de tener una cama calentita donde llegar a la noche, con un beso de "buenas noches" de por medio. De ellos aprendí el valor de lo práctico, y también de aquel esfuerzo que no se ve. De ellos aprendí a comer con la mano; a pedir helado en invierno, y comerlo con una campera sólo porque es rico; a no tener miedo de decir lo que uno piensa; y por sobre todas las cosas, de ellos aprendí a valorar las cosas simples de la vida. Simplemente, de ellos aprendí a valorar.

Y me hizo acordar de que en estos días me preguntó alguien:
"- ¿Y qué soñabas de chica, que te gustaría ser?"
Después de la visita de hoy, creo que encontré la respuesta: si llego a parecerme un poco a lo que mis nonos hicieron por nosotros estaría muy contenta. Pero verdaderamente sería feliz, si llego a ser tan simple y grande como ellos. No son solamente mis ídolos, son mucho mas: son mis nonos.

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