Dicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Dicen que no hay mal que por bien no venga; que todo pasa por algo; que a mal tiempo buena cara, y que no se cierra una puerta sin abrirse una ventana.
Y aún así, qué difícil se me hace creer en esos dichos. Quizás cuando los decimos confiamos en ellos, los decimos con esperanza, como verdaderos consejos. Pero sin entender por qué, creo que de todas maneras, cuando nos toca escucharlos (porque ciertamente creo que nadie elige escuchar estas frases), sólo podemos saber que son "frases armadas". Pareciera que uno esperara que nos las digan, aunque sean simples sinsentidos. Pero creo que cuando las oímos, logramos escuchar más allá de la frase, y entendemos que ella por sí sola no dice nada, sino que es el gesto de quien la dice lo que nos hace bien.
Es un gesto de amor, en el que verdaderamente se nos está diciendo que nos quieren mucho. Que pase lo que pase, siempre van a estar al lado nuestro para recordarnos, que "todo va a estar bien". Es una esperanza ciega a la que a veces podemos adherir, y muchas otras no. Pero reitero: no son certezas, jamás podremos decir que son verdades, pero tampoco podremos negar lo bien que nos hace que nos las digan con tanta convicción.
Espero poder decir esas palabras cuando no sepa qué decir, porque lo único que voy a querer expresar, es que quiero ESTAR ahí, acompañando ese momento de oscuridad...
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