Alguna vez me dijeron que cuando
uno ordena su cuarto significa que está realizando una limpieza interior. Quizás
no sea cierto, quizás sí. De hecho, yo lo creo.
Es algo que simplemente me pasa.
En los momentos en que tengo que realizar algo importante, comienzo a ordenar.
Es automático. Sin darme cuenta ya tengo mi cuarto radiante luego de haber ordenado
un buen rato. Y creo que así quiero que esté mi interior. Igual de limpio,
igual de prolijo, igual de brillante. Quizás sea utópico… completamente
irrealizable. Pero a veces hace bien permitirnos soñar un poco, no?
Igualmente, calculo que no es tan fácil, no puede ser tan
simple. Me parece que cuando se trata del alma, no encontramos tan rápido los cajones, y mucho menos dónde va cada cosa. Es que ya no tratamos con objetos, sino que ahí dentro se encuentran nuestros
sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros deseos... Qué lindo sería poder ordenar las memorias y los recuerdos tan prolijamente como a las camisas y las camperas, los pantalones y las polleras.
Aun así la razón me despierta y me devuelve a este cuarto. Y me hace pensar... es verdad que por más de que algunos seamos más
rebuscados y otros más simples, nadie encuentra el orden simplemente por estar
unas horas cambiando de lugar algunas cosas dentro de su cuarto...
¿O sí?
¿O sí?
me encanto!! yo soy un desastre pero más desastre cuanto menos se qué hacer con mi vida. muy bueno lo de que "cuando se trata del alma, no encontramos tan rápido los cajones" .Tenés unos pensamientos muy simples y concretos pero que de repente iluminan. beso!
ResponderEliminarGracias Teree! Que bueno que te haya podido transmitir algo.. la verdad que siempre pienso el juego del orden exterior e interior en nuestras vidas cómo es que se da.. no sé, son banalidades no tan banales! jaja beso!
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